Una sonrisa a la cajera del supermercado, ayudar con las bolsas a alguien que va muy cargado, devolver una cartera que se le ha caído al transeúnte que va delante de nosotros… Todo esto, todas las pequeñas acciones que realizamos de forma voluntaria, nos provocan una sensación de placer y bienestar inexplicables.
Hay un dicho que circula y que dice que “quién da más, recibe más“, pero eso sí siempre sin querer recibir recompensa alguna por ello o reciprocidad en sus actos. Una forma desinteresada de ayudar a alguien, una forma de sentirnos bien con nosotros mismos y de hacer sentirse bien a los demás.
Atrévete a caminar aunque sea descalzo, a sonreír aunque no tengas motivos, a ayudar a otros sin recibir aplausos
Ayuda a quien de verdad lo necesita
En muchas ocasiones te habrá ocurrido que has ayudado a alguien que ha rechazado tu ayuda o que has ayudado, y al final esa ayuda no se ha visto plasmada. Debemos fijarnos bien y observar quién de verdad necesita nuestra ayuda y quien puede “arreglárselas solo”. Pues en ocasiones las personas tienen que pasar por ciertas dificultades para hacerse más fuertes y aprender.
También, existen las personas que por orgullo o arrogancia no desean tu ayuda porque se sienten insultadas. Creen que las ves como personas débiles y eso les incomoda. Ante esto, no te esfuerces. Las personas que de buenas a primeras rechazan tu ayuda no merecen que sigas insistiendo, más que nada porque lo harás peor.
Ayuda y da, deliberadamente, a aquellas personas que de verdad lo necesiten. Personas que pueden ser cercanas o totalmente desconocidos. El ofrecer ayuda, en ocasiones, se vuelve un arte, ya que no todo el mundo está dispuesto a ser ayudado ni siempre es bueno ayudar. Por lo que es importante encontrar el momento adecuado.
Dar y ayudar también puede ser una muy buena forma de hacer buenas amistades, de interactuar con los demás y descubrir personas muy especiales y bellas.
Nunca olvides que recibes lo que un día sembraste.
Dar desde la ternura y la compasión
Aunque no recibas nada, el placer que sientes al dar y ayudar de forma desinteresada no te lo podrá dar nada más. Además, piensa que las cosas buenas que das, las cosas buenas que tú haces, eso es lo que recibirás el día de mañana. Richard Davidson, neuropsicólogo e investigador, asegura que dar a través de la ternura y la compasión cambia la estructura cerebral y que su influencia abarca muchos ámbitos. Afirma que “una de las cosas más interesantes que he visto en los circuitos neuronales de la compasión es que la zona motora del cerebro se activa: la compasión te capacita para moverte, para aliviar el sufrimiento“.
Por otro lado, Davidson asegura que “una de las cosas más importantes que he descubierto sobre la amabilidad y la ternura es que se pueden entrenar a cualquier edad. Los estudios nos dicen que estimulando la ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar emocional y su salud“.
Todo lo que hagamos influirá en nuestro futuro. ¡Cómo quejarnos de lo mal que nos va si en un pasado actuamos con maldad! La bondad, el bien por hacer el bien, es lo que realmente luego da sus frutos. Da sonrisas y recibirás sonrisas, reparte bondad y recibirás bondad.
El mundo es un lugar que aún tiene muchas cosas que descubrirte. Cosas que son positivas. Pero debemos empezar a apreciar esos pequeños actos que, en ocasiones, no le damos la importancia que debiéramos.
Lo que daremos, lo recibiremos, de alguna u otra forma. Empieza desde hoy mismo a practicar aún más si cabe el placer de dar y ayudar. ¿Cómo te sientes?, ¿qué ha cambiado en tu vida? Ésta será mucho más positiva y tú serás mucho más feliz, ¿lo comprobamos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario