Gracias Dios por todo lo que me diste este mes que termina
miércoles
lunes
Oración de la mañana
Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor.
Ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.
Ver a tus hijos detrás de las apariencias,
como los ves tu mismo,
para así poder apreciar la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda murmuración.
Guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi.
Quiero ser tan bienintencionado y bueno
que todos los que se acerquen a mi sientan tu presencia.
Revísteme de tu bondad señor
y haz que en este día yo te refleje.
Amén.
vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor.
Ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.
Ver a tus hijos detrás de las apariencias,
como los ves tu mismo,
para así poder apreciar la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda murmuración.
Guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi.
Quiero ser tan bienintencionado y bueno
que todos los que se acerquen a mi sientan tu presencia.
Revísteme de tu bondad señor
y haz que en este día yo te refleje.
Amén.
viernes
cómo evitar que las ofensas afecten tu vida. Tú tienes el poder de impedirlo
Para quienes guardan agravios y ofensas, ese mal hábito se convierte en una de las cosas más desgastantes en su vida. ¿Eres una de esas personas? Hoy quiero hablarte sobre el daño que provoca el sentirnos ofendidos y cómo dejar de darle ese poder a los agravios, así eliminarás esta mala costumbre de tu vida.
Nadie está exento de vivir situaciones difíciles y en ocasiones tardamos en superarlas por la carga emocional que conllevan. Basado en ello he concluido que hay tres razones principales que nos hacen sentirnos ofendidos: Ver mas..
1.- Personas imprudentes
Son aquellos que demuestran su imprudencia al decir o hacer cosas que nos dañan y dejan marca en el corazón y el alma.
2.- Las altas expectativas que tenemos en los demás
La ofensa ocurre cuando alguien no hace, hace, dice o no dice lo que esperábamos.
3.- Por suponer lo que no es
A veces la persona en cuestión ni enterada está de que te ofendió y tú haces toda una historia en tu cabeza: “En la mañana que entré a la oficina dije a María: ¡Buenos días! Y ella ni me contestó. Es una mal educada, estoy segura que le he de caer mal, ¡por eso no me habla!” Y puede der que María ni la escuchó ¡porque estaba distraída o porque se sentía mal!
¿Quieres saber si eres de las personas que tienen este hábito de sentirse ofendido sin razón? Entonces verifica si has cometido estas acciones:
1. Cuando sientes que alguien te ha ofendido, dejas de hablarle hasta que te pida perdón.
Buscas la forma de hacer sentir mal a quien te agredió obsequiándole el látigo de tu indiferencia y el lacerante regalo de tu silencio.
2. Presionas el botón rojo de los agravios.
Cuando recuerdas algún daño que alguien te profirió en el pasado tiendes a recordarle la ofensa a la persona en cuestión insinuándole que las heridas, como la que te hizo, difícilmente se olvidan. Le haces ver de una o varias maneras el dolor tan grande que te ocasionó, fruto de su imprudencia o mala fe.
3. Cuando a alguien se le ocurre decirte que fuiste imprudente o que te equivocaste.
Inmediatamente te pones a la defensiva y buscas a quien culpar de la situación en cuestión. En caso necesario, puedes incluso cambiar el tema para no sentirte agredido.
Entonces…¿eres una persona que se ofende fácilmente? Aquí algunas recomendaciones para cambiar ese hábito:
1. Una ofensa es como un regalo.
Tú sabes si lo aceptas o no. Nadie puede hacerte la vida difícil a menos que tú lo permitas.
2. Es saludable analizar de quién vienen las ofensas.
¿Es tan importante en tu vida esa persona como para que reacciones con tanto dolor y sentimiento? No dediques tiempo, mente ni espacio a quienes no valen la pena. Detrás de una persona difícil siempre hay una historia difícil.
3. Otórgales el beneficio de la duda.
¿Cuál es el motivo por el que pudo haberte ofendido así? ¿Conoces su pasado? ¿Identificas su antecedente de dolor por falta de reconocimiento o exceso de amor o sobreprotección en su vida? ¿Qué puede estar pasando en la vida de esa persona para que reaccione y me ofenda de esa manera? Piensa que lo pudo hacer sin intención, no midió sus palabras, trata de ponerte un momento en sus zapatos para intentar encontrar el motivo de esa reacción.
4. Analiza el porqué de tu afán en recordar una y otra vez las ofensas.
¿Por qué te duele tanto? Reconcíliate con tu pasado buscando las razones por las cuales ya no deberías traer al presente esos lamentables acontecimientos que tanto daño te hicieron. Di, y dite a ti mismo una y otra vez que has decidido no darle más fuerza a ese recuerdo.
5. Evita idealizar.
Recuerda que nadie es perfecto. No todos van a sentir y pensar exactamente como nosotros, ni hacer lo que quisiéramos que hagan y todos en un momento determinado podemos cometer errores.
6. Por un momento imagina cómo te sentirías si no tuvieras esos recuerdos.
Imagina tu vida sin esos pensamientos. ¿Es mejor? Decide una vez más dejar en el pasado lo que no tiene nada que hacer en el presente.
Si estas recomendaciones no te ayudan, otra opción es buscar ayuda profesional, tu bienestar es la prioridad. Ánimo, hasta la próxima.
AUTOR DR. CÉSAR LOZANO
Nadie está exento de vivir situaciones difíciles y en ocasiones tardamos en superarlas por la carga emocional que conllevan. Basado en ello he concluido que hay tres razones principales que nos hacen sentirnos ofendidos: Ver mas..
1.- Personas imprudentes
Son aquellos que demuestran su imprudencia al decir o hacer cosas que nos dañan y dejan marca en el corazón y el alma.
2.- Las altas expectativas que tenemos en los demás
La ofensa ocurre cuando alguien no hace, hace, dice o no dice lo que esperábamos.
3.- Por suponer lo que no es
A veces la persona en cuestión ni enterada está de que te ofendió y tú haces toda una historia en tu cabeza: “En la mañana que entré a la oficina dije a María: ¡Buenos días! Y ella ni me contestó. Es una mal educada, estoy segura que le he de caer mal, ¡por eso no me habla!” Y puede der que María ni la escuchó ¡porque estaba distraída o porque se sentía mal!
¿Quieres saber si eres de las personas que tienen este hábito de sentirse ofendido sin razón? Entonces verifica si has cometido estas acciones:
1. Cuando sientes que alguien te ha ofendido, dejas de hablarle hasta que te pida perdón.
Buscas la forma de hacer sentir mal a quien te agredió obsequiándole el látigo de tu indiferencia y el lacerante regalo de tu silencio.
2. Presionas el botón rojo de los agravios.
Cuando recuerdas algún daño que alguien te profirió en el pasado tiendes a recordarle la ofensa a la persona en cuestión insinuándole que las heridas, como la que te hizo, difícilmente se olvidan. Le haces ver de una o varias maneras el dolor tan grande que te ocasionó, fruto de su imprudencia o mala fe.
3. Cuando a alguien se le ocurre decirte que fuiste imprudente o que te equivocaste.
Inmediatamente te pones a la defensiva y buscas a quien culpar de la situación en cuestión. En caso necesario, puedes incluso cambiar el tema para no sentirte agredido.
Entonces…¿eres una persona que se ofende fácilmente? Aquí algunas recomendaciones para cambiar ese hábito:
1. Una ofensa es como un regalo.
Tú sabes si lo aceptas o no. Nadie puede hacerte la vida difícil a menos que tú lo permitas.
2. Es saludable analizar de quién vienen las ofensas.
¿Es tan importante en tu vida esa persona como para que reacciones con tanto dolor y sentimiento? No dediques tiempo, mente ni espacio a quienes no valen la pena. Detrás de una persona difícil siempre hay una historia difícil.
3. Otórgales el beneficio de la duda.
¿Cuál es el motivo por el que pudo haberte ofendido así? ¿Conoces su pasado? ¿Identificas su antecedente de dolor por falta de reconocimiento o exceso de amor o sobreprotección en su vida? ¿Qué puede estar pasando en la vida de esa persona para que reaccione y me ofenda de esa manera? Piensa que lo pudo hacer sin intención, no midió sus palabras, trata de ponerte un momento en sus zapatos para intentar encontrar el motivo de esa reacción.
4. Analiza el porqué de tu afán en recordar una y otra vez las ofensas.
¿Por qué te duele tanto? Reconcíliate con tu pasado buscando las razones por las cuales ya no deberías traer al presente esos lamentables acontecimientos que tanto daño te hicieron. Di, y dite a ti mismo una y otra vez que has decidido no darle más fuerza a ese recuerdo.
5. Evita idealizar.
Recuerda que nadie es perfecto. No todos van a sentir y pensar exactamente como nosotros, ni hacer lo que quisiéramos que hagan y todos en un momento determinado podemos cometer errores.
6. Por un momento imagina cómo te sentirías si no tuvieras esos recuerdos.
Imagina tu vida sin esos pensamientos. ¿Es mejor? Decide una vez más dejar en el pasado lo que no tiene nada que hacer en el presente.
Si estas recomendaciones no te ayudan, otra opción es buscar ayuda profesional, tu bienestar es la prioridad. Ánimo, hasta la próxima.
AUTOR DR. CÉSAR LOZANO
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