NAVIDAD SIN TI...✨
Las fiestas sin un ser querido: ¿Cómo vamos a celebrar las fiestas si estamos tristes por la pérdida de un ser querido? ¿Cómo afrontamos esta primera Navidad sin nuestro familiar o amigo? Las navidades y las fiestas de fin de año son momentos en que lo pasado se hace presente. Para bien o para mal, son épocas en las que todos hacemos un balance, y lo afectivo juega un rol preponderante.
Suele suceder que, cuando nos reunimos año a año con la misma gente, tal vez con la totalidad de la familia, notemos con mucha tristeza la ausencia de alguna persona que falleció, no pudiendo evitar tener un poco de nostalgia. Todos tenemos a alguien que ya no está, alguien con quien ya no compartiremos las fiestas. A esto se le da en llamar "síndrome de la silla vacía".
Es que en Navidad las ausencias y los vacíos en la mesa se notan -y mucho- a nivel emocional. Tristezas que el resto del año quizá se tornan más llevaderas vuelven a doler de una forma especial en los días de fin de año.
A la hora de sentarse a cenar, la ausencia de los seres queridos es más latente, se avivan los recuerdos de forma aguda y sentimos una catarata de emociones y sentimientos ante esa silla que queda vacía en el hogar.
Así, en medio de la alegría y el festejo que suponen las reuniones familiares de fin de año o Navidad, puede pasar que no tengamos ganas de reunirnos ni de festejar. El sólo pensar que esa persona querida ya no compartirá la mesa con nosotros, nos entristece. La sola posibilidad de reunirse con la familia activa el recuerdo de esa persona, y nos somete a todo tipo de sentimientos.
Desesperación, llanto, rabia, soledad, culpa, negación son algunos de los sentimientos normales y sanos que pueden aparecer cuando una persona nos deja para siempre. Una pérdida provoca reacciones físicas, emocionales e incluso espirituales, que forman parte del proceso de curación de las heridas.
Emociones como éstas pueden entrar en conflicto con el ambiente festivo en estas fechas. Pueden activarse recuerdos e incluso estar enojados por la ausencia.
No hay una fórmula única para los que perdieron a un ser querido porque cada pérdida es distinta y cada uno muestra, oculta o siente el dolor de diferente forma. Cada quien resuelve el duelo como puede, no hay recetas. Cada quien siente la ausencia de manera distinta.
Algunas de las recomendaciones para aquellos que deciden reunirse:
*Expresar y manifestar tu sentir con respecto al familiar "ausente": Dejar aflorar los sentimientos, sean cuales fueran, incluso la alegría.
*Buscar apoyo en familiares, amigos o terapeutas
*Establecer nuevos ritos y permitir que afloren las emociones son algunas de las recomendaciones para sobrevivir a las fechas, que tanta gente detesta
*No abusar de sustancias que "tapen" los sentimientos
*Reforzar la contención de aquellos que más lo necesiten
*Apoyate en emociones, palabras y acciones positivas
*Celebrar no es olvidar. Es posible recordar con amor el tiempo compartido.
No forzar al que no quiere
Lo principal, es respetar el estado emocional de cada uno, y aquel que no tiene fuerzas para celebrar, deberá ser respetado en su sentir. Se trata de enfrentar las ausencias como se puede.
Tal vez compartir la mesa con aquellos que están solos, que no tienen familia, o con aquellos que tienen carencias y compartir el tiempo y la comida con ellos, puede hacer bien. Es un acto de amor infinito, que engrandecerá y hará renacer espiritualmente y anímicamente a quien atraviese el duelo.
Es un momento que hay que pasar, no debemos huir o hacer como si no pasara nada. Algunos tratan de escapar como si nada pasara, se "tragan" el dolor ante la ausencia del ser querido, fingiéndolo, y así evitarlo: el dolor es tan inmenso que intentan esquivarlo como sea.
Todo duelo es singular y tiene su proceso, pero nos ayudará a afrontarlo, si nos apoyamos y compartimos los sentimientos todos juntos.
Compartir fotos, contar una anécdota de la persona ausente puede ser aliviador. Para aquellos que tienen fe, realizar algún ritual espiritual o religioso, puede ayudar, así como tomarse tiempo para sentir y dar sentido a la pérdida.
Si bien puede presentarse una discordancia entre la experiencia que uno está viviendo por dentro y los estímulos exteriores que de alguna manera dicen que hay que estar alegre, celebrar la Navidad no significa olvidar; es posible recordar con cariño que el tiempo compartido.
Autor: Lucila Guttman