martes

Cenizas vivas


Siempre que te sientas triste, siéntate en silencio y deja que esa tristeza te invada; no trates de escapar de ella. Siéntete lo más triste que puedas. No la evites.

Recuerda esto: llora profundamente, tírate por el suelo, revuélcate... y deja que desaparezca por sí misma. No la expulses; se irá, porque nada permanece para siempre. Y cuando se vaya, te sentirás descargado, absolutamente aliviado, como si toda fuerza de gravedad hubiera desaparecido y pudieras volar, sin peso alguno. Es el momento de entrar en ti mismo. Primero, ábrete a la tristeza.

Generalmente no te abres a la tristeza, buscas maneras para poder fijarte en otras cosas; vas al restaurante, te reúnes con amigos, lees un libro o vas al cine, o tocas la guitarra; haces algo para poder enfocarte a fuera y distraer tu atención.

Recuerda: cuando te sientas triste, no te pierdas la oportunidad. Cierra las puertas, siéntate y siéntete tan triste como puedas, como si el mundo entero fuera un infierno. Sumérgete en la tristeza, profundiza en ella. Deja que cualquier pensamiento de tristeza te invada, deja que la emoción te agite. Llora, gime, exprésate... en voz alta... no tienes por qué preocuparte.

Primeramente vive esa tristeza durante unos días, y cuando la tristeza desaparezca te sentirás muy calmado, tranquilo, como después de una tormenta. En ese momento siéntate y disfruta del silencio que está apareciendo en ti. No lo has provocado; te abriste a la tristeza. Cuando la tristeza desaparece, en ese espacio, surge el silencio. Escúchalo. Cierra tus ojos. Siéntelo, percibe su textura, su fragancia. Y si te sientes feliz, canta y baila❤

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